El ejemplo más claro son las ilusiones visuales. Si observamos una imagen coloreada

Haga clic en el enlace para ver la imagen en otra ventana durante un cierto tiempo y miramos después una superficie blanca percibiremos una figura flotante con el color complementario. Esa figura y ese color sólo existen en nosotros y se sitúan en la posición relativa a nuestros ojos en que se encontraba la primera figura. Se trata del mismo fenómeno que el deslumbramiento que produce una luz intensa. También es posible percibir sonidos inexistentes, o acúfenos.
Pero lo más llamativo son las conocidas como ilusiones ópticas. Podemos creer ver movimiento en una imagen estática

Haga clic en el enlace para ver la imagen en otra ventana o falsas espirales

Haga clic en el enlace para ver la imagen en otra ventana o que colores iguales son diferentes

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En todos los casos, parte de lo que percibimos o creemos percibir depende de nosotros y no contiene información sobre la realidad externa. Pero habíamos visto que lo que sabemos de un mundo diferente de nosotros como sujetos es aquello que percibimos pero que no depende de nosotros y en lo que no podemos influir sino a través de otras partes de esa realidad. El conocimiento será la parte que resulte de neutralizar nuestra forma de percibir en lo que percibimos.
Podemos ver dos ejemplos sencillos. Es muy común creer que hay fuentes que manan agua caliente en invierno y fría en verano, o que un lugar está caliente o frío según pasemos a él desde otro más frío o más caliente. El hecho de percibir calor o frío depende de la temperatura del ambiente en que nos encontramos antes y eso mismo se nos revela como parte de la paradoja. Los historiadores antiguos lo mencionan así mostrando su extrañeza acerca de que la misma fuente dé agua caliente o fría según las estaciones. Creen que se trata de cambios en la temperatura real del agua -que no son capaces de medir- pero son conscientes de que se trata de un hecho excepcional. Si la percepción fuera irreducible a nada no quedaría sitio para la paradoja, pero todos son conscientes de ella. Sin embargo tal paradoja no depende de una percepción actual sino de una comparación, lo mismo que en las ilusiones ópticas anteriores lo que se percibe depende de movimientos y comparaciones. Creemos que el frío que sentimos es mayor que el calor en otro momento y es ahí donde se da la interpretación subjetiva de los datos, que sólo podemos neutralizar normalizando nuestras percepciones.
El segundo ejemplo, aún más evidente, es el de medir una longitud. Llamarla grande, pequeña o mediana significa compararla con el tamaño de algo nuestro de manera inespecífica. Una mayor precisión viene de usar una parte definida como el codo, el palmo o el pie, a la manera de los antiguos. Pero como no todos los codos, palmos o pies son iguales, decir que algo tiene la longitud de, por ejemplo, tres pies remite a conocer la longitud de ese pie. La manera de omitir las referencias a diferentes unidades de medida en la medición de una longitud dada consiste en establecer una medida normalizada, única, de manera que todo lo que sea una medida nos dará información sobre aquello que medimos y no incluirá una unidad variable o desconocida. En realidad de esta manera no eliminamos la comparación de la longitud medida con una tomada como unidad pero expresarla en metros implica sólo conocer el metro como unidad y no las dimensiones relativas de palmos, pies o codos.
Del mismo modo, si hablar de frío, caliente o templado remite a las sensaciones de alguien particular en unas condiciones particulares, podemos normalizar nuestro conocimiento de la temperatura estableciendo un procedimiento de medida y una unidad patrón, como la escala centígrada Celsius o la Farenheit de forma que todas las medidas quedan referidas a esa escala y son comparables directamente entre ellas.
Es evidente, por lo tanto, que si deseamos obtener cualquier conocimiento debemos eliminar la parte subjetiva de nuestras percepciones y construcciones conceptuales pero, del mismo modo que en los casos de longitudes o temperaturas, no podremos eliminar el componente subjetivo del contenido de los datos sino de su comparación. No podemos dejar de medir la distancia en función de una unidad definida, pero sí saber -que es de lo que se trata- que una longitud medida en unas unidades puede ser expresada como proporcional a otra medida en esas mismas unidades o en otras tales que puedan ser convertidas en las primeras. Tampoco podemos ver frecuencias de la luz salvo como colores, que es la manera en que se representan en nuestra percepción visual, pero nos basta saber que si vemos algo verde es similar en ese aspecto perceptible a otra cosa verde y distinta de otra roja en ese aspecto. Lo interesante y lo único objetivo que podemos conocer es que cosas iguales aparecen iguales y cosas diferentes aparecen diferentes, pero el contenido subjetivo de la percepción no nos dice nada de las cosas sino de nuestra naturaleza y lo que no sea la relación objetiva de los hechos y los objetos con nuestras percepciones o con procedimientos objetivos de medida se nos escapa enteramente. Tenemos, en el sentido de Kant, la representación de meros fenómenos y no la cosa en sí, pero la relación entre los fenómenos es objetiva y es lo que podemos conocer de la cosa en sí misma.
Podemos extender esto a las ideas o conceptos. Expresamos lo que conocemos como unidades llamadas seres, sus cualidades, sus acciones o sus relaciones, y todo eso se refiere a nuestra experiencia pero no necesariamente a lo que es la realidad sino a las relaciones entre los hechos. Cuando digo que el árbol crece ¿hay algo más que una unión física que corresponde a sucesos que tienen lugar de un modo conexo? La idea de substantivizar unos hechos como si hubiera una unidad real más allá de la conexión de los fenómenos introduce un elemento subjetivo en el conocimiento que sirve para organizarlos y que es funcional en la medida en que los organiza de modo objetivo, pero nada más. Esto es aún más claro si hablamos de la humanidad, del color o del movimiento, es decir, de un colectivo, una cualidad o un cambio, que resultan aparentemente substantivizados por efecto de la mera gramática.
Tenemos así que si observamos hechos que van relacionados podemos resumir tales relaciones dando un nombre a la unidad en que se presentan, pero sin ningún compromiso metafísico acerca de qué sea un ser o una sustancia. Y podemos ver que tiene un cierto color, forma o cualquier otra cualidad que podamos percibir. Que tenga color verde no significará otra cosa que se nos aparece verde a nuestra vista, es decir, del color de algo que convencionalmente hemos llamado "verde", supongamos, la hierba. El conjunto de lo que sabemos de algo es todo lo que percibimos por cada uno de nuestros sentidos o lo que describe los actos que podemos realizar en relación con ese algo. La temperatura puede ser el calor o frío que percibimos o los resultados de un proceso de medida que puede implicar un termómetro graduado con la escala centígrada. Naturalmente "está a cincuenta grados" no es algo perceptible en el mismo sentido que "es verde" pero sí podemos describir un procedimiento de modo que alguien que lo conozca pueda determinar si algo está a cincuenta grados y eso es, por tanto, lo que definimos como una cualidad.
¿En qué sentido todo esto es algo que decimos de las cosas reales objetivamente si siempre debemos remitirnos a una percepción o a la descripción de un acto de medida? Pero si no olvidamos que el contenido de nuestra experiencia: el color percibido o el procedimiento de medición no son partes de la cosa real sino algo nuestro y que sólo podemos referirlo objetivamente a las cosas reales si podemos identificarlas independientemente de nuestra subjetividad, nada de esto importa, ni tomar una postura meramente instrumental acerca de lo que conocemos de la realidad. Que es algo sólo del procedimiento de medida o de observación es claro, si vemos que hacer subir el contenido del termómetro hasta la línea que marca 50ºC difícilmente puede ser algo de el agua de la que medimos su temperatura. Pero sin otro conocimiento de la realidad, la temperatura no es más que aquello de la cosa real que puesta en contacto con un termómetro proporciona tal o cual medida.
- Nota: Si no ve correctamente las imágenes flotantes o no aparece nada al pasar el cursor sobre el asterisco [*]
